Sí, sé cómo suena, pero miénteme y dime que no te identificas, dime que nunca se te ha atragantado el amor, o que nunca se te ha ulcerado el enamoramiento. Miénteme, pero no te mientas a ti.
Quizá me equivoque, al fin y al cabo soy humana, pero podría asegurar que si no todos, casi todos, hemos pasado alguna vez por una situación similar. Nos creemos enamorados, nos ilusionamos, sentimos cosas que nunca habíamos sentido, y cuando pensamos que lo que nos llena son mariposas en el estómago, nos damos cuenta de que son gases y que como nos descuidemos acabaremos con un cólico.