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29 de septiembre de 2017

Mamá, no leas cumple 3 años y lo celebramos con un concurso



Seré breve, porque estoy segura de que has leído concurso y estás deseando saber cómo participar y cuál será el premio.

Permíteme que antes de pasar a la parte jugosa suelte un poquito de verborrea agradeciendo a todas las personas que me leen, me siguen y comentan que estén ahí. Suena a tópico, pero sin esas personas el blog no habría llegado a este tercer aniversario, ni merecería la pena que lo hiciera. Leyendo mis artículos y reviews, compartiendo éstos, o dando tu opinión al respecto me animas a seguir luchando por desarrollar un proyecto que me hace feliz, muy feliz.

Un proyecto que en tan poco tiempo -que son 3 años, pero han pasado volando- me ha dado tantas cosas, me ha ofrecido la oportunidad de conocer gente maravillosa con la que comparto una gran pasión, de interactuar con personas que de otra forma no hubiera sido posible, de participar en proyectos que me han llenado mucho, colaborar con marcas y empresas del sector que, gracias a ti, han confiado en mí para hablarte de sus productos... Gracias.

Sólo han pasado 3 años desde que naciera 'Mamá, no leas' un 14 de octubre, pero sigo con la misma ilusión del primer día, y tengo ganas de dar guerra muchísimos años más; espero que tu me acompañes en esta aventura.

Y como agradecimiento por tu confianza, por tus palabras, por tus visitas, por estar ahí, me he aliado con la maravillosa Eroteca Oh Lilith! -que ya conocerás si vienes frecuentemente por aquí- para ofrecerte la oportunidad de ganar un juguete erótico siguiendo unos pasos muy sencillos (y residiendo en España).

¿El premio?
Quiero que puedas y desees participar independientemente de tu género o preferencias sexuales, así que las chicas de Oh Lilith! y yo hemos seleccionado Transformer de Picobong. Es un producto ideal para cualquier persona, unisex, que puedes usar a solas o en compañía. Los límites del juego les pondrás tú, no el juguete, porque versátil es un rato largo. Tengo pendiente escribir la review, pero es un producto que he probado de primera mano y merece la pena.


¿Dónde participar?
A fin de hacer el concurso lo más inclusivo posible -al igual que el premio-, se podrá participar en Facebook, Instagram y Twitter, así que si te quedas fuera del concurso es porque quieres, porque seguro que mínimo tienes perfil en alguna de ellas. 

¿Cómo participar?
En Facebook: 'Me gusta' a mi página 'Mamá, no leas', a la página de 'Oh Lilith!' y a la publicación del concurso, y comentar mencionando a 3 personas que podría apetecerles participar.

En Instagram: Seguirme (@mamanoleas) y a Oh Lilith! (@oh_lilith), 'me gusta' a la foto del concurso y comentar mencionando a 3 personas a las que podría apetecerles participar.

En Twitter: Seguirme (@mamanoleas) y a Oh Lilith! (@oh_lilith), 'me gusta' y retuit del tuit con la información del concurso (estará fijado en mi perfil de Twitter hasta el fin del concurso).


¿Hasta cuándo participar?
Podrás participar desde la publicación de este post, hasta el 14 de octubre a las 23:59h (península). Tienes unos cuantos días, pero no lo dejes para el último momento, no sea que luego traicione la memoria y se te pase la oportunidad. Pero por lo que más quieras, sigue todos los pasos o no servirá de nada.

¿Y el resultado?
Una vez finalizado el plazo, se revisará que las personas que hayan participado han seguido correctamente todos los pasos de la red o redes sociales en las que hayan decidido participar, y entre esas personas se sorteará para obtener el resultado. Éste se publicará en Facebook, Instagram y Twitter mencionando el usuario con el que se haya participado, haciéndose público el 20 de octubre a más tardar.

Ahora...¿qué haces que no vas a participar?

27 de septiembre de 2017

El niño que sabía más de relaciones que tú y que yo


Hace unos días le preguntaron a mi sobrino, de 11 años, si tenía novia. Es una pregunta muy frecuente a niños y adultos, y realmente no alcanzo a comprender porqué esa insistencia en el emparejamiento, en que hasta las criaturas más pequeñas tengan que tener pareja. Y lo que es más, esa invasión en su intimidad.

Y cuando se les pregunta a niños y niñas si tienen pareja, y dicen que sí, nos reímos simpáticamente con un pensamiento que puede rozar el 'qué vas a saber tú de parejas, pero que encantador me parece'.

Pero ésto no va de aquella impertinente pregunta, ni de la obsesión que parecemos tener los adultos en que cada oveja encuentre su pareja, no. Ésto va de la respuesta que dio mi sobrino, eso sí que me dejó con el culo torcido.

Su respuesta vino a decir que sí, que tenía novia; la misma desde la guardería, ay, l'amour; pero la particularidad estaba en que eran novios en verano y vacaciones, y el resto del curso dejaban de salir para así poder conocer gente nueva en sus clases. ¿Cómo te has quedado?

Mi mayor duda era precisamente la elección del tiempo en el que sí salían juntos. ¿No sería más lógico que salieran durante el curso, y que lo dejaran en verano para conocer gente nueva -por eso de los amores de verano-, más que nada porque ellos no se ven apenas en vacaciones? 'Tengo pareja pero sólo salimos cuando estamos de vacaciones, alejados el uno del otro'.

¿Puede que unos niños de 11 años tengan la receta para una relación exitosa, y ésta sea no verse? ¿Cómo se llega a ese tipo de acuerdo, simplemente surge de uno y el otro acepta, o realmente está cambiando el modelo tradicional de relación? 

Querer a alguien, y dar la oportunidad a esa persona -y por consiguiente a ti mismo-, para conocer gente nueva, para no bloquearse, para dejarse llevar y no perderse aventuras y experiencias por el camino, y sobre todo a tan tierna edad, cuando unirse a una sola persona puede limitar las vivencias y ésto arrastrarse siempre. Y no voy a decir que los amores infantiles o adolescentes estén condenados al fracaso y por eso sea mejor no atarse a nadie en exclusiva, pues me consta que hay casos de amores de por vida. Mi reflexión va más en torno a dejar crecer en épocas de crecimiento, en no querer madurar demasiado pronto, en disfrutar de la libertad de conocer gente allá donde se presente la oportunidad, de encontrar un amor, o dos o uno para cada día de la semana, en forjarse una personalidad, en descubrir lo que se quiere de la mejor manera, probando, equivocándose, y volviendo a probar.

¿Y acaso no deberíamos los adultos dejarnos de palos en el culo y atrevernos a experimentar, a dejarnos llevar, a vivir como realmente queremos vivir olvidando los convencionalismos y esas 'formas' que nos han inculcado desde que nos preguntaban con 6 años si teníamos pareja...? Si sólo tenemos una vida, ¿por qué no vivirla como tal, por qué no ser fieles a nuestros deseos, por qué ponernos límites infranqueables que ni siquiera comprendemos? 

20 de septiembre de 2017

El bueno, el feo y el vello


En cuanto a vello púbico no hay nada escrito, pero hay cosas que inevitablemente me llaman la atención.

13 de septiembre de 2017

Caress de Adrien Lastic - Review

Caress Adrien Lastic

Una de las nuevas incorporaciones dentro a Adrien Lastic es Caress, que puede traducirse como caricia, y no puede tener un nombre más acertado.

6 de septiembre de 2017

El orgasmo con miedo escénico


Érase que se era, un orgasmo al que le gustaba hacerse notar, alargarse en el tiempo, poseer cada poro, incluso a veces remolonear, pero siempre aparecía desde aquella primera vez.

Se pasó años manifestándose cuando le convocaban, hasta que algo cambió. De pronto un día era otra voz la que le llamaba, ya fuera con manos, lenguas o pollas.

Estaba acostumbrado a responder a unas manos, y a las vibraciones que susurraban su nombre, pero la novedad le puso nervioso, y se bloqueó.

Fue tal el bloqueo que le costó años dejarse ver en compañía de terceros. Lo intentaba, lo intentaba también con las manos de siempre y las de terceros, pero nunca salía cuando alguien más observaba. Era un orgasmo con miedo escénico.

En ocasiones tentaba dejarse llevar, salir y poseer el cuerpo que lo ansiaba; hasta que recordaba que ese cuerpo estaba junto a otro al que no conocía, entonces frenaba en seco y no atendía a razones.

Tuvo que trabajar mucho para aprender a salir con las manos o las vibraciones de siempre cuando alguien más miraba. Pero lo acabó logrando. Hizo que el placer y la tensión sexual se liberara por completo, alegrando ese cuerpo que lo deseaba, y también al que le acompañaba.

Y aunque había supuesto un gran paso, y estaba comenzando a luchar intensamente contra el miedo escénico, todavía le faltaba algo por lograr. Debía conseguir salir a la llamada de otras manos, otras lenguas, otras pollas. Algo que no resultó nada fácil. Jura que lo intentaba, pero que las manos eran torpes, las lenguas impacientes y las pollas, bueno, las pollas no sabían.

Hacía auténticos esfuerzos por dejarse llevar, sospechaba, tanto como temía, que no sería capaz de hacerlo nunca, que se perdería la experiencia de atender la llamada de un tercero, y resultó ser así; al menos por mucho tiempo.

No fue hasta que una lengua especial tuvo la paciencia necesaria para convencerlo que se atrevió a salir. Sin intervención de las manos de siempre, sin las vibraciones que tan bien conocía.

Una lengua paciente, unas manos hábiles, unas sensaciones que hacían inevitable que el orgasmo rompiera con ese miedo, esa última barrera, llenando el ambiente de placer y satisfacción a un nivel desconocido hasta el momento.

Pero, a pesar de que con esa lengua, esas manos, y por supuesto esas sensaciones, apareciera con algo de paciencia; se retraía de nuevo cuando no se tenía ese tiempo, la lengua cambiaba o las manos se movían torpes.

El orgasmo con miedo escénico no había desaparecido. Tan solo elegía muy bien con quién, y en qué momento, hacía que el miedo desapareciera. Elegía momentos y personas muy concretas, aquellas con quienes la conexión iba más allá de lo físico, esas que se tomaban el tiempo de convencerlo, las que sabían qué hacer para que se sintiera lo suficientemente a gusto como para salir sin que las manos de siempre o las vibraciones amigas tiraran de él.

Descubrió entonces que no era miedo escénico, si no que si tiene un público que no lo va a apreciar como a él le gusta, prefiere no salir a escena a menos que le obliguen.