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28 de febrero de 2018

El alcohol que habla, un amigo y unos labios compartidos (Con Arturo)


Hace muchos, muchos años; que igual no son tantos (unos 12, -que mayor me siento...-), pero el tiempo corre rápido y han pasado muchas cosas desde entonces; tuve uno de esos momentos que con el tiempo acabarían convirtiéndose en anécdota cuasi cómica.

Celebrábamos un cumpleaños en el reservado de un garito de mala muerte al que solíamos ir. Risas, alcohol, juegos de beber destinado a que desees perder y algo de bajona. La bajona se debía a una de esas épocas en las que tu vida sexual/sentimental da verdadera pena y te regodeas en la desdicha, te autocompadeces y acabas haciendo cosas que no harías en situaciones más...estables, ergo sobria.

21 de febrero de 2018

G-Lover de Shots Toys - Review

G-Lover de Shots Toys

G-Lover de Shots Toys, es un vibrador ideado para que le des amor al Punto G, y ya de paso acaricies el clítoris.

14 de febrero de 2018

Amor, expectativas, mi hombre extraordinario y la búsqueda del grial


Soy incapaz de recordar exactamente cuantas veces se me pasó por la cabeza que alguien pudiera ser ese alguien especial, quien completara mi vida con toda esa mierda que bombardea nuestra mente desde la publicidad, las películas, los libros. Ese a quien ofrecerle una parcela de amor, dejar que me conociera más allá de las murallas que acostumbro a construir a mi alrededor. Supongo que nos lanzan demasiados mensajes sobre el amor verdadero desde la más tierna infancia, y ese amor siempre está tintado de un color irreal que nos pasamos mucha parte de nuestra vida intentando imitar.

Muchas veces intentaron venderme humo. Sí, lo intentaron, porque algo que me pesa a la hora de conocer gente (pretendientes concretamente) es el escepticismo. Quiero creer pero no lo logro. Cuando pienso que estoy cerca de lograr pasar esa barrera en la que a veces se convierte el sexo, mi mente se monta películas, se crea expectativas e irremediablemente acaba explotando. No porque lo detone yo (no siempre al menos), si no porque pongo en duda todo ese humo y rara vez -nunca- me equivoco. Y eso es porque estoy demasiado acostumbrada a hombres que creen que venderme humo es la manera de llevarme a la cama, que tienen que crear sentimientos y luego jugar con ellos para acabar entre mis piernas, cuando la cosa a veces es tan sencilla como tener feeling. ¿Qué necesidad, cuando ya aviso de antemano que no me es necesario, venderme esa idea de romance sólo para follarme?


7 de febrero de 2018

El trabajo sexual como ayuda terapéutica - Relato de una experiencia



Últimamente el debate sobre la prostitución está más en boga que nunca. Día tras día se vierten centenares de opiniones, y muchas de ellas desde la ignorancia -como fácilmente puede ser la mía-, el paternalismo y la falta de respeto. Voces que reducen el trabajo sexual al deseo masculino, al cumplimiento de sus deseos olvidando la propia individualidad, como si por el mero hecho de pagar un servicio diera derecho a cualquier cosa, a exigir más; como si pagar por un corte de pelo diera derecho a teñirte, peinarte y llevarte las sillas y las tijeras.

Indudablemente la prostitución ofrece un servicio sexual, es un hecho, no hay discusión en ello; donde sí la hay es entre quienes creemos que en cierto modo se ofrece también un servicio social (y no sólo sexual), y quienes lo reducen todo a una mujer siendo objeto pasivo de un hombre que dispone a su antojo.

Centrándome en el servicio social que ofrece la prostitución, iré más allá de la parte lúdica, del entretenimiento que también puede resultar terapéutico para quien no dispone de una vida social activa. Iré a la parte en la que una puta se convierte en terapeuta aún sin proponérselo, pone su tiempo y conocimientos a disposición del cliente y le guía, paso a paso, cuando ni el cliente sabe qué necesita. Para contarte esta historia me apoyaré en la amistad y palabras de R. García, quien me abrió su corazón y me dio la oportunidad de contar su historia; espero que hagas honor a este espacio y respetes su experiencia.