Ilustración de Giuseppe Cristiano |
La intimidad, eso que equivocadamente pensamos que compartimos cuando nos acostamos con alguien. 'Oh, intimamos...'. No, no intimasteis por veros sin ropa, por sentir vuestra piel, por oler sus fluidos ni por escuchar sus gemidos. Ni tan siquiera por respirar vuestros respectivos orgasmos, que podría ser lo más íntimo de ese encuentro.
Se intima cuando se comparte un vínculo, cuando nuestra propia intimidad, aquello que habitualmente se encierra en nuestros pensamientos, sale y ve la luz cegadora, desperezándose ante la novedad.