Hablemos de lo genial que es recibir paquetes con juguetes nuevos, de juntarte con nuevos productos eróticos que probar, de ver crecer la colección, hablemos de todo eso que, por emocionante que sea, es trabajo.
Porque sí, no voy a negar lo feliz que me hace que me lleguen productos nuevos, y no es mi intención quejarme por recibirlos, ni mucho menos (no me dedicaría a esto de molestarme); pero lo que algunas personas parecen no entender es que todo eso se transforma en trabajo pendiente. Como si tuvieras que hacer mil informes y enseñaras la pila de documentos sobre la mesa, hablar de los productos pendientes de probar no es por presumir, es por visibilizar que, aunque la tarea pueda ser 'satisfactoria', no deja de ser tarea.