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14 de octubre de 2014

Presentando 'Mamá, no leas'

niñas con cara escandalizada

La lluvia caía incesante, calando todo a su paso, incluida mi alma. Desde la ventana, todavía con las bragas húmedas, miraba la calle, el agua, los remolinos que se formaban en conjunción con el aire que azotaba la noche, y no podía dejar de pensar en lo que acababa de leer.

Cien golpes de Melissa Panarello. Sexo sin sentimientos, autodestructivo, y con el único objetivo de encontrar aquello que tanto ansiaba, el amor. No podía evitar percibir, en una pequeña parte -ínfima tal vez-, cierto paralelismo con mi historia. Recordé esas relaciones que aún sabiéndose caducas antes de empezar, no había tenido reparos en iniciar. Relaciones en las que no primaba mi disfrute, sino una insensata necesidad de cubrir las necesidades de otros, adaptando mis preferencias y apetencias a las del compañero de turno.

Una irrefrenable sensación de querer agradar por la mera ilusión de ser alguien especial para otro, olvidándome de mí, de lo que realmente quería o buscaba con aquello, de mi placer. No dejaba de pensar cuántas veces me abrí de piernas por una fantasía romántica armada en mi cabeza, que si bien no tenía fundamentos para existir, no podía evitar que se hubiera dibujado en mi mente.

Nunca me han engañado, en tal caso he sido yo misma la que ha cubierto con ilusas ideas lo que estaba haciendo, lo que estábamos haciendo él y yo, quien quiera que fuera ese él. No miento, y odio que me mientan, pero ¿qué quieres? No puedo evitar engañarme a mí misma de vez en cuando, dejando que las ensoñaciones de mi imaginación divaguen entre las posibilidades que plantea un nuevo encuentro.

Y es que eso lo hago muy a menudo, aunque no quiera, aunque no me interese ese él para nada más que para revolver las sábanas y golpear el cabecero de la cama contra la pared por unas horas. Acabo imaginándome que me dice algo bonito, que se queda a dormir, que me besa por la mañana en la frente antes de irse, que me escribe para decirme lo bien que lo ha pasado... Soy humana, ¿acaso a ti no te ha pasado nunca?

Que no haya encontrado lo que busco, sea lo que sea eso, no quiere decir que no lo haya pasado bien mientras tanto. He conocido a hombres extraños, a otros más corrientes, he mantenido conversaciones ardientes por el móvil, he mandado fotos eróticas en plena reunión familiar, he probado cosas nuevas, me he reído, me he corrido, he repetido... Perdida sí, pero perdiendo el tiempo no.

En esencia es lo que te vengo a contar, mi historia, mis hombres, mis anécdotas, mis fantasías. Es posible que esta historia no sea más interesante que la tuya, quién sabe, pero como esa ya la sabes, y yo siempre he tenido un punto exhibicionísta, si te quedas, te cuento la mía. ¿Qué me dices?


2 comentarios:

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