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27 de septiembre de 2017

El niño que sabía más de relaciones que tú y que yo


Hace unos días le preguntaron a mi sobrino, de 11 años, si tenía novia. Es una pregunta muy frecuente a niños y adultos, y realmente no alcanzo a comprender porqué esa insistencia en el emparejamiento, en que hasta las criaturas más pequeñas tengan que tener pareja. Y lo que es más, esa invasión en su intimidad.

Y cuando se les pregunta a niños y niñas si tienen pareja, y dicen que sí, nos reímos simpáticamente con un pensamiento que puede rozar el 'qué vas a saber tú de parejas, pero que encantador me parece'.

Pero ésto no va de aquella impertinente pregunta, ni de la obsesión que parecemos tener los adultos en que cada oveja encuentre su pareja, no. Ésto va de la respuesta que dio mi sobrino, eso sí que me dejó con el culo torcido.

Su respuesta vino a decir que sí, que tenía novia; la misma desde la guardería, ay, l'amour; pero la particularidad estaba en que eran novios en verano y vacaciones, y el resto del curso dejaban de salir para así poder conocer gente nueva en sus clases. ¿Cómo te has quedado?

Mi mayor duda era precisamente la elección del tiempo en el que sí salían juntos. ¿No sería más lógico que salieran durante el curso, y que lo dejaran en verano para conocer gente nueva -por eso de los amores de verano-, más que nada porque ellos no se ven apenas en vacaciones? 'Tengo pareja pero sólo salimos cuando estamos de vacaciones, alejados el uno del otro'.

¿Puede que unos niños de 11 años tengan la receta para una relación exitosa, y ésta sea no verse? ¿Cómo se llega a ese tipo de acuerdo, simplemente surge de uno y el otro acepta, o realmente está cambiando el modelo tradicional de relación? 

Querer a alguien, y dar la oportunidad a esa persona -y por consiguiente a ti mismo-, para conocer gente nueva, para no bloquearse, para dejarse llevar y no perderse aventuras y experiencias por el camino, y sobre todo a tan tierna edad, cuando unirse a una sola persona puede limitar las vivencias y ésto arrastrarse siempre. Y no voy a decir que los amores infantiles o adolescentes estén condenados al fracaso y por eso sea mejor no atarse a nadie en exclusiva, pues me consta que hay casos de amores de por vida. Mi reflexión va más en torno a dejar crecer en épocas de crecimiento, en no querer madurar demasiado pronto, en disfrutar de la libertad de conocer gente allá donde se presente la oportunidad, de encontrar un amor, o dos o uno para cada día de la semana, en forjarse una personalidad, en descubrir lo que se quiere de la mejor manera, probando, equivocándose, y volviendo a probar.

¿Y acaso no deberíamos los adultos dejarnos de palos en el culo y atrevernos a experimentar, a dejarnos llevar, a vivir como realmente queremos vivir olvidando los convencionalismos y esas 'formas' que nos han inculcado desde que nos preguntaban con 6 años si teníamos pareja...? Si sólo tenemos una vida, ¿por qué no vivirla como tal, por qué no ser fieles a nuestros deseos, por qué ponernos límites infranqueables que ni siquiera comprendemos? 

6 comentarios:

  1. No sé si tu sobrino sabe más que tú y que yo, pero lo que está claro es que deberíamos recuperar los instintos de nuestra infancia y ser más naturales, seguro que nos iría mejor!!!!
    Besitosss

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    1. Seguramente, lo complicado es borrarnos años de ideas preconcebidas y convenciones sociales. Pero que no sea por no intentarlo ;)

      Besotes.

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  2. Tu sobrino es un fenómeno, espero que a medida que crezca siga así, que eso es lo complicado.
    Besicos y un abrazo a tu sobri.

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    1. Tiene un piquito de oro habitualmente, y por más que sea familia y los genes hagan lo suyo, hay veces que nos deja a todos con la boca abierta, jajaja.

      Besotes.

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  3. Estos "locos bajitos", nunca dejan de sorprender.
    Saludos!

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