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24 de enero de 2018

Naturaleza vs moral humana - Reseña de 'Sexo en la Tierra'

Sexo en la Tierra

La base de muchas críticas a conceptos de la sexualidad humana, sobre todo por las partes más conservadoras, es que ESO -extensible a multitud de prácticas- no es natural; y no es natural porque se parte de la idea de que cualquier cosa que no practique el mundo animal es antinatural, sin más. Se dibuja así una naturaleza heterosexual y monógama que sólo practica sexo con fines reproductivos, y todo lo que quede fuera de ello gana puntos para acabar en el infierno, o en el ostracismo social para los más agnósticos.

Pero, ¿y si te dijera que la naturaleza no es como la han pintado todas esas mentes puristas? 


Hace unos meses me llamó mucho la atención un libro de Jules Howard, 'Sexo en la Tierra. Un homenaje a la reproducción animal'. Si bien nunca he sido una fanática de los animales, sí tengo una gran curiosidad respecto al mundo de la sexualidad, y como hija de biólogo, me he criado apreciando la ciencia que nos rodea y jugando a entender cosas que, de alguna manera, nos ha llevado a ser como somos -evolución, genética...-. La biología, la evolución animal, la curiosidad y una profunda investigación son los pilares de este libro

Y más allá de aprender sobre la sexualidad animal, me planteó ciertas dudas respecto a eso que comentaba al principio, lo que se considera natural porque se ve en la naturaleza, como si de un dogma se tratase que diera permiso a reproducir todo aquello que los animales no humanos ejecutasen en sus salvajes -o cautivas- vidas.

Antes he puntualizado 'animales no humanos' porque no debemos olvidar que biológicamente somos animales; que lideremos justa o injustamente la cadena alimentaria no nos hace menos animales, incluso a veces es realmente lo contrario... Sentimos una superioridad evolutiva por la complejidad de nuestra mente y, en gran parte, por nuestra moral. A título personal pienso que esa superioridad puede deberse al desconocimiento sobre la biología y la ética de otras especies, y puede que a un punto de vista centrado en la comparativa con los humanos, como si se tratara de una escala de medición. ¿Sabemos realmente qué especie es más inteligente, para la vida animal prima más la inteligencia o las habilidades para mantenerse a salvo (por ejemplo), si los delfines fueran quienes investigaran la biología animal, estaríamos en tan buena posición...? Dejaré esas preguntas abiertas, pues esto es un blog de sexo y no compete debatirlas aquí.

El autor muestra distintos aspectos de la sexualidad animal que ponen patas arriba lo que se considera 'natural', lo que entra en conflicto no con la naturaleza -pues es en la propia naturaleza donde sucede-, pero sí con la ética y moral humanas. Asumir que todo cuanto vemos en la naturaleza es lo que debe hacerse es como reducir todas esas investigaciones que afianzan una opinión sobre la superioridad del ser humano a cenizas. Pero igual que no todo lo que vemos en la naturaleza debe tomarse como guía vital, tampoco podemos obviarlo y centrar nuestra mirada en una idealizada, conservadora, y en ocasiones religiosa, visión de la fauna animal.

La lectura del libro pone en manifiesto que la presencia o ausencia de determinada práctica en la naturaleza no hace de dicha práctica algo moral y/o ético, pues, por poner un ejemplo, las aves dan de comer a sus crías el alimento regurgitado, y en nuestra visión humana sobre lo ético, moral y aceptable veríamos una guarrada masticar la comida, tragarla y más tarde regurgitarla para alimentar a nuestros hijos. También ayuda a reflexionar sobre las trabas que el ser humano le pone al mundo animal, cómo influye nuestra presencia o acción sobre el medio, cuán similares o dispares somos según la especie y que, al igual que los humanos, un solo ejemplar no es un representante válido en materia de estudio de toda una especie.

Pingüinos Adelia

Entre las páginas de Sexo en la Tierra hay margen para sorprenderse y para muchos debates morales, como el que plantean los pingüinos de Adelia, quienes practican la necrofilia, abusan sexualmente de los más jóvenes, practican coacción sexual o se masturban contra el suelo hasta eyacular. Quién habría dicho que estos animalitos monógamos tan cuquis, íntimos y tiernos entre ellos, serían capaces ocasionalmente de tales barbaridades; porque lo de masturbarse contra el suelo puede asemejarse a masturbarse contra la almohada, pero lo demás... Por más que no sea un comportamiento generalizado en toda la especie, es lo bastante frecuente como para ser significativo -observado por primera vez hace más de un siglo por el explorador George Murray Levick-. Aquí ya tenemos el primer problema moral humana vs naturaleza. La necrofilia es considerada delito e inmoral en nuestra sociedad, así como la violación, la pederastia y la coacción sexual. Seguro que si eres de las personas que ven pura a la naturaleza te estás replanteando algunas cosas.

Los espinochos, unos pececillos- probablemente te recuerden a cierto comportamiento humano. Si la hembra ignora al macho, éste se hace notar llegando a pincharla bajo la barbilla con sus espinas, lo que hace que la hembra sienta interés por la provocación; lo que podría ser el tirar del pelo o pegar en el patio del colegio de los niños cuando les gusta alguien, o la versión adulta de 'picar' a alguien, quizá la más literal. Los espinochos machos también deciden entre estar sanos y parecer sanos, decantándose por la opción seductora, como quien toma esteroides para muscular, ¿no?

T-Rex

Tú piensas para qué tienes meñiques en los pies, además de para encontrar todos los muebles en la oscuridad, pero seguro que también te has planteado para qué servían los brazos de los T-Rex. Siendo tan pequeñitos, tan desproporcionados con el resto del cuerpo, que no les llegaban a la cabeza; pues básicamente tenían una función práctica de cara a sujetarse durante la cópula. Despejado un misterio, habrá que seguir investigando sobre los meñiques...

En los humanos es muy infrecuente tener difalia -anormalidad congénita que se presenta con dos penes, ambos funcionales en algunos casos-, pero en los reptiles escamosos macho es lo habitual. Se tratan de hemipenes, que afloran del interior del cuerpo antes de la reproducción mediante tejidos eréctiles, sólo uno cada vez; se cree que los alternan entre cópulas. A menudo tienen ganchos o espinas para sujetar a la hembra, y algunas especies tienen hemipenes bífidos, con dos puntas.

Que la masturbación es antinatural, que te salen granos, que te sale pelo en las palmas de las manos, que te quedas ciego... Deberías saber que animales como leones, murciélagos, primates, morsas, ciervos mulos, cebras, muflones, hienas, facóqueros, ballenas y aves, entre otras especies, se masturban

Las arañas de balsa, tras aparearse, se revuelcan, luchan y se acaba. La hembra se pone en pie como si nada y el macho se arregla los palpos (se limpia los genitales) y se va. Cuántas relaciones habrá que se asemejen peligrosamente a las de la araña de balsa...

Osos panda

Los pandas están en peligro de extinción, siendo los humanos y sus acciones en el medio ambiente la principal causa de ello. Puede que sean de los animales que más oímos hablar en lo que a cautividad se refiere, celebrando como hitos propios si nacen nuevas crías. La realidad, además de la propia complejidad de la cautividad, es que las hembras son muy fértiles durante un breve periodo de tiempo, pero no son animales liderados por un ímpetu sexual desenfrenado -ni ellas ni ellos-, necesitan conectar, por decirlo de alguna manera, para tener relaciones sexuales. Llegando a mostrarles porno para pandas a fin de enseñarles qué hacer, lo que no tiene gran éxito, como tampoco lo tiene el uso de viagra para aumentar el deseo de los machos; motivos por los que la fecundación in vitro es bastante recurrida, aunque con poca efectividad lamentablemente. Ahí radica la exultante felicidad cuando resultan alinearse los planetas y nace una nueva cría, en la improbabilidad latente.

Las iguanas macho más pequeñas en tamaño se masturban antes de la cópula -quedando cerca del clímax-, a fin de tener mayor probabilidad de terminar sin interrupciones de rivales, habitualmente más grandes y fuertes. Es su forma de aumentar las opciones de tener descendencia, reducir el tiempo de penetración. Mejor no aplicarlo a la vida humana, podrías quedarte con las ganas o eliminar las opciones de repetir, aunque no se tenga en mente la reproducción -especialmente si es el caso-.

bonobos

Dentro de la fauna animal en general, y de los primates en particular, los bonobos son los que tienen una cópula más semejante a la humana, follando cara a cara, al contrario del resto (primates o no), que tiene una cópula más 'canina' (cuatro patas/desde atrás). Existen estudios que avalan que el primate más cercano al humano es el bonobo, sobre todo en el entorno sexual. Los genitales de las hembras bonobo se asemejan a los de las humanas, en cuanto a posición, y poseen un clítoris eréctil y prominente. Habitualmente los bonobos son bisexuales, se restriegan, felan e incluso luchan con sus penes -no me mientas, seguro que conoces a alguien que lo ha hecho/sugerido-, se frotan nalga con nalga para estimular los genitales y se besan con lengua. Los masturbadores más prolíficos son los machos jóvenes y las hembras adultas. Resuelven los conflictos con sexo y algunas hembras intercambian sexo a cambio de algo, como fruta que pueda tener el macho en la mano. Es una especie que lleva la sexualidad a otro nivel -para que digan que vivimos en una sociedad hipersexualizada, porque no conocen a los bonobos...-, la disfrutan en toda su amplitud, se sirven de ella para evitar disputas, la usan para obtener cosas... Podría decirse que en algunas cosas son nuestra versión avanzada, quizá deberíamos cambiar las guerras por orgías...

En nuestra sociedad las mujeres tienen una gran presión por ser las más atractivas, las que llamen más la atención, cuidando, en ocasiones hasta lo enfermizo, de su estética; en el mundo animal muchos machos son los que deben ser 'bellos' para llamar la atención de las hembras. Los leones, los ciervos y los pavos reales son algunos de ellos. Largas cabelleras, grandes cornamentas, lustrosos y coloridos plumajes... son distintas versiones de lo mismo, medios para hacerse notar de cara a la hembra por encima de los demás machos, mostrando los atributos estéticos que se traducen en salud, fertilidad, fuerza...

Luciérnaga hembra

Otra especie que sufre sustancialmente la acción del ser humano son las luciérnagas. Las hembras lucen a poca distancia del suelo, puesto que no vuelan, llamando la atención de los machos. El problema es que los machos con gran frecuencia se ven atraídos por los faros de los coches o las farolas e intentan aparearse con ellas, acabando innumerables veces muertos o mutilados en el intento. La próxima vez que tengas que limpiar un cadáver de luciérnaga de tu coche para un momento a pensar en la hembra que se quedó en tierra esperando un polvo que nunca llegó...

Los patos azulones tienen mucho que aportar a esta ensalada de curiosidades. Algunas escalofriantes como la cópula forzada, copulación forzada interespecies, las salvajes violaciones en grupo, aún con la pareja intentando evitarlo en las que muchas hembras acaban muriendo o la necrofilia; y otras evolutivas e ingeniosas. Dentro de esto último, cabe destacar que el pene del pato se retuerce e hincha para estirarse en la eyaculación -lo que se llama pene explosivo-, o que las vaginas tienen forma de tirabuzón, en dirección contraria al pene del pato, que posee recovecos y desvíos sin salida para controlar la cópula y quién fertiliza los huevos, pudiendo relajar los músculos y facilitar así la entrada cuando la hembra desee. Las vaginas de las hembras son también un seguro contra las venéreas, pudiendo evitar que un pato con el sistema inmune afectado -pico menos amarillo- intente copular con ellas con éxito. 

Otra historia, quizá perturbadora si le cogiste carió a Nemo (o creciste con Nemo el pequeño pececillo) es su naturaleza hermafrodita. Y no, lo perturbador no es que los peces payaso sean hermafroditas, si no la explicación que da el autor: "En Nemo, en la realidad las cosas habrían sido muy diferentes. Al morir su madre, el padre de Nemo se habría convertido en hembra (hermafroditismo secuencial). Al ser hijo único, Nemo habría nacido hermafrodita indiferenciado, habría crecido desarrollándose como macho, y en un giro genial, seguramente habría acabado practicando sexo con su padre, ahora hembra. Pero es no es todo. Si el padre hubiera muerto después, Nemo habría continuado la tendencia familiar convirtiéndose en hembra, para mantener relaciones sexuales con su descendencia en caso de que no hubiera otro pez payaso por ahí". Definitivamente perturbador, ¿verdad? Al meter el hermafroditismo en la ecuación hacemos posible, e incluso necesario por la supervivencia de la especie, el incesto. Concepto que nuestra ética y moral  no ven con buenos ojos pero del que dependen algunas especies en situaciones de aislamiento.

La crianza compartida es algo relativamente desconocido en nuestra sociedad, quizá más oído antaño entre comunas hippies, tradicionalmente en diversas tribus, o en relaciones poliamorosas en las que se comparta la crianza de los hijos de la relación de forma indistinta (no todas las relaciones poliamorosas comparten la crianza, ni lo hacen -en caso de ser así- de la misma manera, pues cada relación posee sus normas y acuerdos); no obstante, en el mundo de los ratones está al orden del día. Las hembras comparten un macho capaz de defender el territorio y los infanticidios por parte de otros machos -lo que parece más bien un harén-, y ellas acaban cuidando de las crías de las demás, son por tanto, criadoras comunitarias. Prima la seguridad de las crías antes que de quién sean.

flamencos

Y para terminar una historia de película inquietante de sobremesa con final sorprendente. En una reserva de flamencos -animales monógamos de por vida- no todas las parejas pusieron huevos, ni todos los huevos que se pusieron eran viables, ni todas las parejas volvieron unidas al nido. En ocasiones, bien por muerte de los progenitores (uno o los dos), separación, por tener menos salud, o menos probabilidad de sacar adelante el huevo y por consiguiente a la cría; los cuidadores intercambiaban huevos viables de parejas sin muchas posibilidades o parejas rotas, por huevos sin fecundar de parejas con potencial, creando así oportunidades -que suena terrible si te imaginas que se habla de humanos y de bebés intercambiados-. Uno de los huevos viables fue a dar a una pareja de flamencos con buena salud, posición en el nido, agresivos, fuertes (y amor), y juntos cuidaron del huevo, lo incubaron y cuando la cría nació la alimentaron y mantuvieron a salvo. Más tarde se descubrió que ambos flamencos eran machos, Carlos y Fernando eran sus nombres. No son el único caso de flamencos (o animales en general) homosexuales, ni tampoco los únicos que han sacado adelante crías de adoptivas. Para que vengan ahora homófobos a decir que no es natural que se tengan dos padres o dos madres...

En las casi 300 páginas de Sexo en la Tierra hay muchas más historias interesantes, curiosas, sorprendentes, escalofriantes, historias que te invito a leer. Más allá de las curiosidades biológicas, el debate entre las similitudes y diferencias entre el ser humano y el resto de especies animales, así como de qué manera afectan los convencionalismos sociales, nuestra ética y moral o la percepción de un hecho natural -de la naturaleza-, está servido. Es un libro que enseña, que ilustra, y que te hace reflexionar sobre cosas que damos por sentado. ¿Los animales tienen moral, tienen ética? ¿Si la tienen, actúa de la misma forma que la humana? ¿Se juzgan entre especies, entre individuos, como lo hacemos nosotros? ¿Castigan de alguna manera a los miembros que violan o matan, o se entiende como algo natural inherente a la especie? ¿Habrá animales que se sientan extraños dentro de sus iguales, les harán sentir así como lo hacemos nosotros con quienes no siguen ciertos paradigmas marcados por una sociedad a la que le cuesta evolucionar?

Dime, ¿qué te parece el tema del libro, has pensado alguna vez en el grado de consciencia de los animales, crees que tienen ética/moral similar a la humana, qué te han parecido las curiosidades que te he contado, sabes alguna más relacionada con la sexualidad y la fauna, crees que abre la mente respecto a ideas preconcebidas, es favorable o contraproducente para tomar como ejemplo que en la naturaleza pasan cosas que en la sociedad no se ven o no se han visto bien, volverán los pandas a poder procrear en libertad, sin porno ni in vitro...? Cuéntamelo en los comentarios...


Como dice el autor, Jules Howard: "El sexo nos hace especiales. Es la clave del pasado de la vida. Y es también la clave de nuestro futuro".

8 comentarios:

  1. Me ha encantado! Qué buena pinta tiene el libro, me parece super interesante todo lo que cuentas sobre él. Gracias por hablarnos de este libro, Gwen. Por cierto, podríamos decir cuando alguien folla poco que tiene menos sexo que un panda ¿no? jaja :D Y lo de esa versión de la historia de Nemo, jaja, qué bueno! Besitos!!

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    1. Gracias Ester, me gustó mucho el libro y lo que aprendí con él, tenía que compartirlo, y si de paso alguien se picaba para leerlo, pues genial. Oye, pues es una genial comparación la del panda, jajaja, tendremos que ponerla de moda.

      Lo de la historia de Nemo es casi escalofriante, imagina que Disney se hubiera basado en la realidad; la peli habría sido muy diferente, y no se yo si la habría puesto calificación infantil. Besotes.

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  2. Una gozada leerte �� ��

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  3. ¡Muy interesante! Gracias por compartirlo.

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  4. Oye, pues me ha encantado, me lo voy a apuntar.
    Los bracitos de los T-Rex siempre me han hecho mucha gracia por culpa de todos los memes que he visto, pero jamás me imaginé que tuvieran esa función.
    Interesantísimo.
    Besicos

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    1. Me alegro de haber alimentado tu curiosidad. Me esperaba encontrar cosas interesantes, pero hay auténticas joyas que aprender entre sus páginas.

      Ahora tienen más sentido esos pequeños bracitos, jajaja. Besotes.

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