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3 de octubre de 2018

Heterofobia, imagina estar al otro lado del espejo

heterophobia

Cuántas veces hemos deseado que otra persona se pusiera en nuestro lugar para que comprendiera lo que sentimos, cómo vivimos, qué queremos, ¿eres capaz de contabilizarlo...? Yo no, me faltan dedos y memoria.

Lamentablemente la empatía no es algo generalizado, y muchas personas precisarían de una dosis extra, a modo de suplemento vitamínico, para empatizar y comprender a personas que viven, piensan, sienten, y aman diferente. Podíamos, tú y yo, compincharnos para odiar a quienes tuvieran por gusto ponerle azúcar al Cola Cao, sin más. Odio injustificado sólo porque no comprendemos que alguien quiera más dulzor en su bebida de chocolate, porque no nos gusta el sabor que deja o porque en nuestra casa nunca se ha puesto de más, que lo mismo nos da porque el que alguien le ponga azúcar no quiere decir que tengamos, tú y yo, que tomarlo así, simplemente respetar a quien así lo desea.

Odiando sin motivo

A modo de paradoja nos dan la misma formación mientras nos inculcan la idea de destacar y ser diferentes, y cuando alguien se sale de ese arco de supuesta normalidad, se le señala con el dedo porque es diferente. Cuando de odio se trata nos es igual odiar por sexo, raza, religión, orientación sexual o grupo sanguíneo. Un odio irracional, como si el hecho de que alguien diferente a nosotros tenga derechos propios fuera en detrimento de los nuestros, un odio que no consigue sino crear más odio, retroalimentándose así hasta el fin.

¿Acaso crees que eres mejor?

El pensamiento de ciudadanos de primera y de segunda, diferenciando entre quien se merece lo que desea y quien no porque quiere algo distinto, alguien que se cree con la autoridad legal, física y moral de determinar qué es correcto y que opta por aprobar justo aquello que resulta de su preferencia, dejando lo demás en un limbo de prohibición, depravación y vergüenza. Pero, ¿qué pasaría si quien es diferente en el mundo eres tú, y te encuentras luchando y sufriendo por eso que consideras derecho de nacimiento?

La normalidad puesta en duda

Acostumbramos a usar el término normal como un sinónimo de corrección, de tradición, de algo corriente, y no sólo eso, sino que asignamos la validez de algo en una particular escala que dista -en mayor o menor medida- de unas mentes a otras. Si nos criamos con algo (objeto, concepto, uso...) determinamos que eso es normal, es al final lo que conocemos y lo que aceptamos como válido de manera natural; y esto es, especialmente en las mentes más cerradas, una forma de amurallar unos ideales sin permitirse abrir la puerta a conceptos y realidades diferentes. Perdemos así la oportunidad de crecer como personas, de enriquecer nuestro mundo, de conocer la vida más allá de nuestras fronteras. Y es el miedo a que algo pueda perturbar nuestra realidad lo que lleva al consecuente odio a lo desconocido. Si un día despertaras y el mundo fuera un espejo del tuyo, donde aquello que crees normal se considerara extraño, ¿cómo te sentirías? ¿Serías capaz de aprender de ello, de empatizar con esas personas que viven una realidad distinta a la tuya?

heterofobia

Heterofobia como animal de compañía

Hay personas que se escudan en que alguien quiere romper el mundo tal como lo conocen, creyendo que de esa manera pierden derechos. Venden la idea de que la heterofobia existe y a cada mención del Orgullo LGTBI+ se les llena la boca pidiendo un día del orgullo heterosexual, despreciando así la lucha y el sentido de quienes, por desgracia, todavía tienen mucho que lograr. Y suele pasar que determinado colectivo, especialmente quienes menos motivos tienen para la queja, menosprecia a otro/s sólo porque sienten herido ese orgullo supremacista. Luego es cuestión de tiempo que el mensaje de odio tome fuerza, echándole más leña inventándose la heterofobia (o términos terribles como 'feminazi') para lanzar su idea al mundo, atribuyendo siempre, por supuesto, un largo listado de derechos que la gente normal y de bien perderán si el colectivo oprimido logra lo que demanda o si acaso lo intenta. Hay quien tiene amigos imaginarios, y quienes de forma estúpida se imaginan enemigos a cada palmo.

Cuarto y mitad de empatía

No menosprecies la necesidad del ser humano de la empatía, tanto de sentirla como de ofrecerla a otros. Imprégnate de lo diferente, aprende de lo distinto, disfruta la variedad, abre la mente, ponte en la piel de otra persona e imagina cómo sería el mundo desde su punto de vista. Manda a la mierda ese arcaico concepto de normalidad, escapa de la masa informe y permítete ser uno de esos seres que sobresale del resto, no por ser mejor, sino por haber roto ese molde en el que alguien pretende que permanezcamos de principio a fin; sobresale por ser, simplemente.

Piensa en tus actos

Reflexiona sobre qué haces y cómo tratas a otras personas. Imagina cómo te sentirías si te trataran a ti así y piensa si es así como deseas que te traten o puedes mejorar de alguna manera. 

Y puestos a reflexionar, te dejo un corto que sin duda no te dejará indiferente...


Dime, ¿qué te ha parecido el corto, practicas tu empatía, has sentido el menosprecio de otras personas por ser quien eres o vivir la vida como la vives, en qué lado del espejo vives, crees que llegará el momento en el que el odio dejará de mover el mundo...? Cuéntamelo en los comentarios...

6 comentarios:

  1. Sólo puedo decir: BRAVO! (así con mayúsculas).

    Gracias por este post, no podría estar más de acuerdo.

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  2. Enhorabuena. Una lectura que sin duda no deja impasible a nadie. Mis felicitaciones.
    Gracias por compartir!
    Saludos

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  3. Cuanto necesitamos de esa empatía para ser mejores personas...BRUTAl el corto.

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Me encantará saber su opinión...