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17 de octubre de 2016

Noches de otoño (en Lovesecrets)


El otoño nos trae el frío, y ante esa sensación que parece angustiar nuestros cuerpos algunas noches, buscando el calor que no quiere aparecer entre las sábanas, ¿qué mejor que un relato erótico para encontrarlo...?

"(...) Meto la mano bajo las sábanas y apartando un poco la braga noto la humedad que emana de mi interior. Podría sacar la mano, cambiar de postura por enésima vez y seguir buscando a Morfeo; pero ya que estoy así, no voy a desaprovecharlo, últimamente ando tan liada que se me olvida hasta masturbarme (...)".

Puedes leerlo entero aquí... 

Pásate a leer el relato erótico que he escrito para la web de Lovesecrets y deja que el calor se apodere de tu cuerpo. 

[ACTUALIZACIÓN: Blog eliminado de Lovesecrets. Contenido del mismo a continuación]


NOCHES DE OTOÑO

Las noches empiezan a refrescar, las sábanas ya no sobran y una ligera sensación de frío recorre mi cuerpo. Doy vueltas en la cama intentando que entre en calor y que el sueño por fin me encuentre. Por mi mente pasan todos los sucesos del día, el estrés, las tareas pendientes, ese proyecto en el estoy inmersa y que tanto tiempo se lleva... Y entre todos esos pensamientos aparece, como si de un flash se tratara, un gif erótico que he visto en Twitter poco antes de acostarme.

El gif no era nada del otro mundo, una mujer inclinada sobre una mesa y un hombre detrás de ella bajándole las bragas suavemente. Está claro que hay escenas más cautivadoras, pero de alguna manera, ésta en concreto, se reproduce ahora en mi cabeza una y otra vez, quizá evocando algún recuerdo, quizá una fantasía, en este momento me cuesta determinar qué es real y qué ficticio.

Un cosquilleo se manifiesta entre mis piernas, ¿tan evocador es el gif en modo repetición que se me está despertando el coño? Meto la mano bajo las sábanas y apartando un poco la braga noto la humedad que emana de mi interior. Podría sacar la mano, cambiar de postura por enésima vez y seguir buscando a Morfeo; pero ya que estoy así, no voy a desaprovecharlo, últimamente ando tan liada que se me olvida hasta masturbarme.

Me acomodo, bajo las bragas hasta los tobillos, abro las piernas y acerco los dedos a mi sexo. Estoy tan lubricada que noto como el flujo se escapa de mi vagina y se escurre por el perineo, me excito imaginando la escena, y que no tenga con quien compartirlo... El disgusto apenas me dura unos segundos, mis dedos acercándose al clítoris son grandes borradores de problemas. Con el pulgar y el anular separo los labios, y me sirvo del dedo corazón e índice para acariciar el clítoris, dibujo pequeños círculos sobre él, resbalando con suma facilidad y notando cómo se endurece por momentos.

La otra mano la ocupo jugando con un pezón, el más sensible. Junto al clítoris hacen un gran equipo, cuando más duro se pone el pezón, más disfruto las caricias sobre el clítoris, y más húmeda estoy. Sin dejar de acariciar y pellizcar el pezón meto dos dedos en mi vagina, moviéndolos y deleitándome con las sensaciones y el chapoteo. Estimulo cada parte a mi alcance, dos dedos en el coño, dos dedos en el culo y el pulgar sin dejar de pulsar el botón del placer.

Mi respiración empieza a acelerarse y la pelvis parece tener vida propia subiendo y bajando como buscando a un amante que no está aunque se le siente. Pellizco fuerte el pezón mientras me follo con los dedos todo lo rápido que puedo. He llegado al punto en el que toda estimulación parece poca, me despido del pezón con un nuevo pellizco y dirijo la mano a zona húmeda. Resbala torpemente entre los pliegues y recovecos sin saber cómo dar a vasto con la demanda.

Cambio de postura, ha vuelto a mi mente la escena de la mujer inclinada y ya no dejo de pensar que me penetran a cuatro patas. Me pongo boca abajo y levanto el culo, llevo una mano al clítoris y la otra al culo, meto un par de dedos y jugueteo cada vez más rápido sin dejar de estimularme con la otra mano. Clavo las rodillas en la cama elevando los pies, convirtiéndose en mi único punto de apoyo además de la cabeza y un hombro. Me muevo imaginando a ese amante invisible entrando en mí y no puedo sino acelerar la mano que estimula el clítoris, rápido, más rápido, más...

Ya viene, lo noto, mi cuerpo empieza a electrificarse, siento un escalofrío que me recorre toda la espalda a oleadas, estoy a punto de llegar, el calor me invade y las sábanas han perdido su sitio en la cama, ya no tengo estrés ni tareas pendientes en la cabeza, sólo un cosquilleo entre las piernas que no hace más que intensificarse. Muevo las caderas, como ayudando así a liberar presión, los dedos se me resbalan de todo el flujo que los empapa pero no dejo de moverlos, no ahora. El orgasmo empieza a poseerme, viaja desde mi clítoris a mi nuca y a las puntas de los pies totalmente en tensión, ahogo los gemidos contra la almohada y tenso cada centímetro de mi cuerpo, intentando exprimir el clímax al máximo.

Aparto las manos y progresivamente vuelvo a la horizontal, quedándome boca abajo, resbalando sobre la almohada, sintiéndome satisfecha, y húmeda, muy húmeda. Los problemas se diluyen en mi flujo y por fin encuentro la paz que me esquivaba todo el día, por fin el sueño me alcanza, los ojos me pesan pero la sonrisa me flota. Hoy sí dormiré bien...


Dime, ¿qué te ha parecido el relato, ha subido la temperatura, te gustaría leer más relatos míos, ha evocado algo en tu imaginación, en tu cuerpo quizá...? Cuéntamelo en los comentarios...

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