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27 de abril de 2016

La pulsera que cerró un capítulo

desnuda

Despierto asustada por un ruido hueco que se repite durante unos segundos, me muevo buscando la fuente y se repite un par de veces de nuevo.

Miro al suelo y descubro las causantes, las piedras verdes de mi pulsera desperdigadas por el suelo de tarima. Una sensación triste me inunda, sólo es una pulsera, puedo montarla sobre una goma nueva, pero no estoy triste por la pulsera, sino por lo que significa para mí, porque de alguna manera lo siento como una señal. ¿De qué? Pues no lo tengo claro.

Llevo esa pulsera desde hace 4 años. No me la he quitado para nada, ducha, cama, piscina, playa... Desde que me la puse siempre me ha acompañado en cada momento. En varias ocasiones pensé quitármela, dejarla en casa y pasar página, pero había algo que me frenaba. Como si quitándome la pulsera diera carpetazo al pasado, como si me olvidara de dónde vino, la ilusión que me hizo, y la de veces que la he mirado embobada sin motivo aparente.

Me aferro a los recuerdos con demasiada facilidad. La pulsera no era especialmente bonita, piedras verdes en una goma que más de una vez me había pellizcado el vello y a veces se me clavaba en la piel. Pero me la dio un amigo

Un amigo del que me enamoré como una tonta teniendo muy claro que no quería nada más de lo que ya tenía con él, cama ocasional cuando le invitaba a venir o quedábamos en una ciudad a medio camino. Un amigo que marchó casi un año al otro lado del planeta y me lo dijo de la que se despedía tras un fin de semana juntos en mi casa. Un amigo que a su vuelta me trajo esa pulsera, una pulsera que se podría encontrar en cualquier mercadillo, pero que era especial porque era un regalo suyo.

En ese momento se convirtió en parte de mí. Adornaría mi muñeca para recordarme todo lo bueno que me trajo su amistad, las primeras veces que compartí con él, las lágrimas que derramé por él aún sin entender porqué, los cambios que hice en mi vida a raíz de atreverme un poco a ser como quería ser, gracias a él... No es sólo una pulsera, es una historia, un cruce de caminos, experiencias, alegría, tristeza, excitación, viajes...

Su memoria selectiva olvidó que fue él quien me regaló la pulsera y cuando salía el tema no recordaba de qué país la trajo. Me hizo especial ilusión cuando el mes pasado, tras más de 2 años sin vernos, cenamos juntos aprovechando que estaba en su ciudad y lo recordó. La mano sobre la mesa, hablando y poniéndonos al día, '¿esa es la pulsera que te regalé?' interrumpió con una medio sonrisa, 'sí, la misma...' respondí sonriendo.

En ese momento quise imaginar que era una señal de algo, siempre hay señales que luego acaban siendo nada, me pasa constantemente, es la necesidad de que todo tenga un porqué, un motivo más allá de la evidencia. 

Más tarde, tonteando en mi hotel, otra señal se hizo más notable. Por más que le quiero, por más que me enamorara de él hace unos años, por más que quiera que siga estando en mi vida, ya no es como antes. La burbuja estalló, he conocido y experimentado muchas cosas en los años que no nos hemos visto, el recuerdo está y es bien bonito, pero aquella noche no fluía, algo fallaba. Como si él siguiera siendo el mismo y a mí me faltara algo que realmente nunca tuvimos.

La pulsera se ha roto, y quizá la señal sea que es hora de cerrar el capítulo y dejarla atrás, en el fondo del cajón...

10 comentarios:

  1. Muy chulo Gwen. Lo de la pulsera es algo que todo el mundo hemos vivido con un objeto particular, pero lo has plasmado perfectamente y ameno de leer.

    Un Croak!!!

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    1. Muchas gracias ranitas. Es inevitable engancharse de alguna manera a un determinado objeto, al menos alguna vez en la vida.

      Besotes.

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  2. Sí, todas las cosas que nos suceden son señales que hay que saber interpretar. Un regalo es algo muy especial... hasta que deja de serlo. Si sentiste la necesidad de desprenderte de ella, es porque había una razón para ello.
    Besos.

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    1. Sigue siendo especial, y conservaré las cuentas, pero soltaré lastre dejando que el capítulo pase. Realmente es como si ella hubiera decidido por mí...

      Besotes.

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  3. Como siempre maravilloso amorcin. A veces debemos crearnos esos símbolos para luego, cuando llega el momento pasar página.
    P.D: Me muero de ganas que llegue el sábado ;);)

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    1. Gracias cielo! Creo que sí, que nos hacen falta hasta que algo pasa que hace que decidamos cerrar esa parte.

      Besotes.

      PD: Yo también tengo muchas ganas, estoy cardíaca!!

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  4. A veces necesitamos un empujón, una señal, para animarnos a soltar lastre.
    Me ha encantado este post, has sabido tocar la fibra sensible porque todos hemos pasado por lo mismo alguna vez.
    Besico.
    PD: Que lo paséis muy bien el sábado! Ya me contaréis

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    1. Es cierto, nos hace falta algo que nos haga avanzar, aunque sea una pulsera que ha aguantado más de lo que se esperaba esparciéndose por el suelo.
      Gracias :) Siempre hay algo que nos une a otra persona, un objeto, una canción, aunque decidamos nosotros si dejamos que nos 'afecte'.
      Besotes.

      Sin duda, te echaremos en falta! ;)

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  5. Me ha encantado el simbolismo de la pulsera. Yo también tengo una muy especial, pero no creo que me la vaya a quitar nunca!

    Ahora a mirar adelante y seguir caminando...!!

    Besitossss

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    1. A veces le damos más importancia a los objetos de la que tienen, volcamos en ellos sensaciones y experiencias, y supongo que de no haberse roto habría hecho como tú y no me la hubiera quitado nunca. Pero en ocasiones hay que escuchar las 'señales' que manda el universo.

      Besotes.

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Me encantará saber su opinión...