El largo viaje y las reuniones de
trabajo me habían dejado exhausta. Aún era pronto como para pensar siquiera en
acostarme, pero necesitaba relajarme y soltar toda la tensión acumulada.
Estaba estresada, cansada y sola en la ciudad. Empecé a pensar en opciones, en qué podría hacer sola en aquella habitación de hotel, y me vino una idea a la cabeza que cuanto más vueltas le daba, más me excitaba. Por más clara que crea tener mi orientación sexual, ahí está el germen de la experimentación, la curiosidad; y esa curiosidad me había recordado los masajes nuru, que me imaginaba de la mano de una mujer, ¿por qué? No sabría decirte, quizá por la experiencia de sentir unos pechos rozando mi cuerpo y que no fuera por accidente. Estaba sola, nadie me conocía y ante mi ‘no hay ovarios’ me contesté afirmativamente temblando sin creerme lo que iba a hacer, y me lancé a pedir cita para probar los masajes eróticos Autantric.
Estaba muy nerviosa, por probar
algo nuevo, por experimentar el masaje nuru, por sentir a una mujer desnuda contra
mi cuerpo, por no saber cómo actuar… Decidí dejarme llevar y que fuera lo que
tuviera que ser, había dado el paso y la masajista estaba en camino, iba a
ocurrir, sólo podía relajarme y disfrutar al máximo de la experiencia.
Llamaron a la puerta, y al
abrirla me encontré con ella, una mujer atractiva con una mirada que me
inspiraba dulzura y confianza, lo que necesitaba. Tras una ducha conjunta, probablemente
la más sensual de mi vida, pasamos a la habitación. Me tumbé y dejé que ella se
encargara de todo, al fin y al cabo, era la entendida. Sus manos recorrían mi
cuerpo suavemente, y por momentos se iban uniendo partes de su anatomía en ese
resbaloso baile horizontal. Me sentía húmeda, con ese nervio en el clítoris que
aparece cuando estás muy excitada inesperadamente; un nervio que poco después
sería atendido con una delicadeza abrumadora. Sus pechos masajeaban mi espalda
y mi mente imaginaba complementos a la escena que me hacían mojarme más;
suspiraba, me relajaba, movía las caderas instintivamente, estaba totalmente
inmersa en la experiencia.
Abrió mis piernas con sus manos,
se situó en medio y comenzó a masajearme las nalgas. A cada pase de manos éstas
se internaban más, buscando la ingle, comprobando, no sé si pretendiéndolo, el
flujo que vertía mi vagina desbordante. Se sentó a horcajadas sobre mi espalda baja
y comenzó a moverse lentamente por ella, frotándose y dejándome sentir su culo
y su vulva formando parte del masaje. Recorría las lumbares, subía a mi culo y
bajaba por los muslos para luego volver sobre sus pasos.
Me pidió que me girara y que
dejara las piernas abiertas, así lo hice. Siguió con el masaje y se fue centrando
en zonas más erógenas, me estaba matando poco a poco la excitación que me
poseía. Me imponía que nuestras miradas se cruzaran mientras, pero habría dado
lo que fuera por poder ver la escena desde fuera, sintiéndome explotar de mano
de una mujer.
Cuando marchó me quedé tumbada,
recorriendo mi pecho con la punta de los dedos y recordando el masaje, las
sensaciones, el salto experiencial que había dado, en el material nuevo que
tenía para el blog, en que quería investigar más al respecto, en que tenía otro
viaje antes de volver a casa, en que internet tiene lo que necesito, en que…
uh, escorts de lujo en Ibiza… Clic
La vida es una sucesión de
experiencias y el transcurso de una a otra, y en este viaje me siento aventurera…
Excelente relato. Me encantó. Una buena manera de comenzar bien la semana!
ResponderEliminarSaludos!
Gracias :)
EliminarCual es el precio
ResponderEliminar¿Perdona?
EliminarA medida que leo tu experiencia, me dan ganas de explorar más de lo que puedo hacer.George
ResponderEliminarTodo es probar y descubrir nuevas cosas.
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