La base de muchas críticas a conceptos de la sexualidad humana, sobre todo por las partes más conservadoras, es que ESO -extensible a multitud de prácticas- no es natural; y no es natural porque se parte de la idea de que cualquier cosa que no practique el mundo animal es antinatural, sin más. Se dibuja así una naturaleza heterosexual y monógama que sólo practica sexo con fines reproductivos, y todo lo que quede fuera de ello gana puntos para acabar en el infierno, o en el ostracismo social para los más agnósticos.
Pero, ¿y si te dijera que la naturaleza no es como la han pintado todas esas mentes puristas?